Hace poco más de tres años Ibarretxe fue el
candidato más votado en las elecciones autonómicas vascas. Su partido, con 30
escaños, es desde entonces la primera fuerza en el Parlamento Vasco. Pero la
suma de escaños entre la segunda y la tercera fuerza llevó a Patxi López a
Ajuria Enea.
Cien mil votantes optaron entonces por el
voto nulo, que es la opción que les quedó a quienes querían votar a las
candidaturas que fueron invalidadas, Democracia Tres Millones y Askatasuna. De
ser válidos aquellos votos, hoy tendrían siete escaños. De haber obtenido esos escaños,
Patxi Lopez dificilmente sería hoy lehendakari.
No acaba aquí la historia. Trece personas
están siendo juzgadas estos días en la Audiencia Nacional por haber intentado
que los votos de esas cien mil personas fueran válidos. Se les acusa de
intentar, por orden de ETA por supuesto, que esos cien mil votantes tuvieran
representación parlamentaria en proporción al número de sufragios obtenidos. La
fiscalía quiere que cada uno de ellos pase de siete a nueve años en prisión, por
intentar que las reglas de la democracia parlamentaria sean iguales para todo
el mundo.
¿Recuerdan como el anterior ministro de
Interior, Rubalcaba, proclamó una y otra vez que la izquierda abertzale tenía
que elegir entre votos y bombas? Qué gracioso.
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