jueves, 12 de enero de 2012

Liga escocesa

Es ciertamente difícil imaginarse a Mariano Rajoy metiendo prisa a vascos o catalanes para que hagan de una vez por todas un referéndum de independencia, porque la incertidumbre que provoca está influyendo negativamente en la economía del país.

David Cameron, el primer ministro británico, lo está haciendo. Ha exigido a los escoceses que realicen el referéndum en un plazo de 18 meses, frente a la intención del primer ministro escocés Alex Salmond de convocar la consulta en otoño del 2014. Cameron acepta que el referéndum sea vinculante y que, por supuesto, su ámbito se limite a Escocia. Pero argumenta que la competencia para organizarlo es del parlamento británico, y propone que las opciones sean solo dos, independencia si o independencia no, frente a la pretensión escocesa de ofrecer una tercera opción de mayor autogobierno. Cameron, por supuesto, intenta hacer fracasar los planes del partido nacional escocés, pero llama la atención la naturalidad con la que los británicos aceptan que los escoceses puedan decidir sí quieren quedarse o prefieren marcharse, independientemente del debate sobre los procedimientos.

Quizás sea por la pedagogía del futbol. Los ingleses no pueden echar mano del estúpido argumento que nos toca escuchar cada vez que se enciende el debate sobre la independencia vasca o catalana. El Celtic y el Rangers no tienen de qué preocuparse: juegan desde siempre en la liga escocesa.

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