viernes, 25 de mayo de 2012

Minorías y mayorías


Aquí en los Estados Unidos también dicen que no hay que mezclar política y deporte. Por eso, no hay acontecimiento deportivo, sea del nivel que sea, que no vaya precedido por la interpretación del himno nacional y la izada de la bandera de barras y estrellas. A nadie se le ocurre pitar al himno o despreciar la bandera. Sea un partido de instituto o una competición de barrio, la gente observa con respeto, y también emoción, el despliegue de los símbolos nacionales.

Supongo que Esperanza Aguirre se encontraría a gusto en este ambiente. Es cierto, como dice la presidenta de Madrid, que en Norteamerica sería impensable una pitada masiva al himno. Pero no es, desde luego, porque amenacen con suspender partidos. De hecho, quemar públicamente la bandera nacional estadounidense no es delito, porque el tribunal supremo considero en una sentencia de 1989 que es un acto de protesta amparado por la libertad de expresión. Pitar a lo que sea, también.

Hoy es un buen día para el sano ejercicio de la libertad expresión, incluso, porque no, para aquelarres independentistas. El lehendakari Patxi Lopez ha pedido a Esperanza Aguirre que rectifique sus palabras, argumentando precisamente que la anunciada pitada a la monarquía española y a los símbolos de la indivisibilidad española es cuestión de una minoría. Puede que se deba a su dificultad de calibrar minorías y mayorías.

viernes, 18 de mayo de 2012

Cómo terminar


Los académicos estadounidenses Seth Jones y Martin Libicki publicaron hace cuatro años un libro titulado Como terminan los grupos terroristas. En el libro analizan la evolución de 648 organizaciones que han practicado la lucha armada desde 1968, y estudian cómo y por qué han dejado de existir la mayoría de ellas.  

Según sus conclusiones, un 43% de los casos estudiados ha abandonado los métodos violentos para apostar por la acción política no violenta. Explican que, en su mayoría, han optado por la política como consecuencia de un diálogo y un acuerdo con el gobierno al que se han enfrentado. Pero advierten que el diálogo previo no es una condición necesaria: hay organizaciones que, sin haber llegado a ningún pacto con el gobierno, han decidido dejarlo basándose en un cálculo de costes y beneficios. Es decir, han concluido que los métodos no violentos tienen menos costes y más beneficios, sobre todo en términos políticos. 

En estos casos, el dialogo y las medidas para facilitar la transición hacia la política vienen después. Pero vienen. Porque el final de una organización clandestina que ha decidido dejar las armas requiere un diálogo que determine el modo de hacerlo para que la transición a la vida civil y política sea efectiva.
No creo que haga falta recomendarle ningún libro ni al presidente del gobierno español ni a su ministro del Interior. También ellos lo saben.  

lunes, 14 de mayo de 2012

Una hipótesis para una tesis


El proceso de Burgos fue un hito que removió conciencias y que llevó a muchísimos vascos a la militancia antifranquista. El fortalecimiento de ETA, que en aquella época era otra cosa, fue una de las consecuencias de aquel juicio.

No voy a comparar el caso Bateragune con el proceso de Burgos. Pero la acumulación de autos, sentencias y demás resoluciones de los tribunales españoles está dejando huella. Desde que la Audiencia Nacional decretó el cierre de Egin a finales de los 90 hasta que el Tribunal Supremo ha confirmado la condena de Arnaldo Otegi y sus compañeros de Bateragune, los tribunales españoles han condicionado totalmente la vida política vasca mediante decisiones que provocan el rechazo de la gran mayoría de la población.

La sentencia del caso Bateragune es solo la punta del iceberg. Pero al ser tan evidente la injusticia de condenar precisamente a quienes impulsaron el debate que ha llevado a ETA a tener que dejar las armas, la evidencia del absurdo, y su efecto sobre la sociedad, es aún mayor. 

Algún día, cuando algún estudiante de Ciencias Políticas se anime a realizar una tesis doctoral sobre las razones del incremento del sentimiento independentista vasco en las primeras décadas del siglo XXI, me temo que uno de los factores a estudiar con detenimiento será la actuación de los tribunales españoles en estos últimos quince años.

jueves, 3 de mayo de 2012

Votos o bombas


Hace poco más de tres años Ibarretxe fue el candidato más votado en las elecciones autonómicas vascas. Su partido, con 30 escaños, es desde entonces la primera fuerza en el Parlamento Vasco. Pero la suma de escaños entre la segunda y la tercera fuerza llevó a Patxi López a Ajuria Enea.

Cien mil votantes optaron entonces por el voto nulo, que es la opción que les quedó a quienes querían votar a las candidaturas que fueron invalidadas, Democracia Tres Millones y Askatasuna. De ser válidos aquellos votos, hoy tendrían siete escaños. De haber obtenido esos escaños, Patxi Lopez dificilmente sería hoy lehendakari. 

No acaba aquí la historia. Trece personas están siendo juzgadas estos días en la Audiencia Nacional por haber intentado que los votos de esas cien mil personas fueran válidos. Se les acusa de intentar, por orden de ETA por supuesto, que esos cien mil votantes tuvieran representación parlamentaria en proporción al número de sufragios obtenidos. La fiscalía quiere que cada uno de ellos pase de siete a nueve años en prisión, por intentar que las reglas de la democracia parlamentaria sean iguales para todo el mundo. 

¿Recuerdan como el anterior ministro de Interior, Rubalcaba, proclamó una y otra vez que la izquierda abertzale tenía que elegir entre votos y bombas? Qué gracioso.