viernes, 7 de enero de 2011

Qué bonito es navegar

No sé si es cierta la historia del astronauta que viajó al espacio siendo ciudadano de la Unión Soviética y, cuando regresó a la tierra, se encontró con que ya no existía el país que le lanzó hacia las estrellas. Quizás sea solo una leyenda, pero es una bonita historia.

Iker Martinez y Xabier Fernández se han embarcado en un velero para dar la vuelta al mundo, sin escalas, en la prueba Barcelona World Race. No en 80 días, como Phileas Fog, pero casi, ya que han calculado que tardarán no mucho más de tres meses en hacer lo que Juan Sebastián Elkano hizo en tres años.

Sabemos que a Iker y Xabier no les sucederá nada parecido al astronauta soviético, pero podemos soñar que, cuando vuelvan dentro de tres meses, se van a encontrar con un país distinto. Podemos imaginar que, para cuando los velistas hayan avistado el cabo de Buena Esperanza, la tregua de ETA va a ser ya una realidad irreversible; que cuando crucen el estrecho de Cook, ya nadie vivirá escoltado por estar amenazado por ETA; y que cuando hayan cruzado los mares del Cabo de Hornos, ningún político estará entre rejas, el nuevo partido de la izquierda abertzale será legal, y el Gobierno español habrá flexibilizado su política penitenciaria; y esperamos que, cuando vuelvan al puerto de Barcelona después de haber completado más de 46.000 kilómetros sin tocar tierra, les será difícil reconocer el país que dejaron atrás, por el nuevo clima de convivencia política que se habrá empezado a respirar.

Que bonito es navegar.

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