jueves, 5 de mayo de 2011

Un buen día

Hoy es un buen día para hablar de política.

Después de casi una década de exclusiones electorales, parece que vamos a tener unas elecciones mínimamente democráticas. No lo son totalmente, porque no debemos olvidar que Sortu ha sido recientemente ilegalizado y que los militantes de la izquierda abertzale, los que en los informes policiales continúan llevando el estigma de la contaminación, siguen sin poder presentarse.

Pero es solo cuestión de tiempo. La decisión del Tribunal Constitucional debe marcar un antes y un después. Un antes y un después en el proceso hacia una democracia sin trampas. Un antes y un después en el camino hacia la paz. Y un antes y un después en el proceso hacia unas reglas de juego más justas, y más nuestras.

Porque una de las lecciones de lo que vivimos anoche es que seguimos obligados a jugar en terreno contrario, con un reglamento ajeno y un equipo arbitral elegido por el rival. Hemos vuelto a ver que un puñado de jueces nombrados por los dos partidos mayoritarios españoles tienen la capacidad de decidir quiénes pueden participar en las instituciones vascas, y quienes no.

Hemos vuelto a sentir, como otras muchas veces, que esto hay que cambiarlo. Pero también hemos sentido, como muy pocas veces hasta ahora, que algo profundo ha empezado a cambiar.

Es, también, un buen día para hablar de independencia.

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