sábado, 27 de noviembre de 2010

Víctimas

Creo que era Alec Reid quien decía, cuando en los años de plomo del conflicto irlandés empezó a realizar labores de mediación, que él intentaba representar a las víctimas del futuro; que las quería representar, precisamente, con el objetivo de que nunca llegasen a serlo. Supongo que es un sentimiento compartido por muchas víctimas: que nadie vuelva a sufrir lo que ya han sufrido ellas.

No parece claro que sea esa la prioridad de los dirigentes de las asociaciones de víctimas de ETA. Todas a una, han pedido al gobierno español que cierre todas las puertas a la participación política de la izquierda abertzale y a los beneficios penitenciarios para presos de ETA. El mensaje es claro: desean un escenario de vencedores y vencidos.

El daño causado por ETA a sus victimas es terrible. Estas merecen el respeto, la comprensión, el reconocimiento y, en la medida de lo posible, la reparación de la sociedad. Y es comprensible que deseen que sus victimarios cumplan sus penas. Pero también hay que decirlo: están proponiendo un final sin vías para la reconciliación. 

Mientras, otras victimas, también de ETA, han dado el paso de compartir el dolor de otras víctimas, al acudir al acto en memoria de Santi Brouard y Josu Muguruza. Con un gesto sencillo, pero lleno de significado, han mostrado que existe otro camino. Un camino que, por cierto, sería deseable que no fuese unidireccional.

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