viernes, 17 de diciembre de 2010

Bacalao y zortziko

En una de las primeras entrevistas que hicieron a Carlos Iturgaitz, cuando hace 17 años fue nombrado secretario general del PP vasco, el joven dirigente comparó el euskera con el bacalao al pil-pil y el zortziko. Algo muy nuestro.

Comparaciones pintorescas aparte, Iturgaitz tiene el mérito de haber sido uno de los poquísimos dirigentes del PP que han hecho el esfuerzo de aprender y utilizar nuestro idioma.

Tras Iturgaitz, vino Mayor Oreja, el mismo que se enorgullece de que su bisabuelo hubiera prohibido a sus hijos hablar en euskera. De María San Gil se decía que iba puntualmente al euskaltegi, pero nunca destacó por hacer mintzapraktika en público.

Antonio Basagoiti, que hace siete años anunció que iba aprender euskera pero que todavía no parece ser capaz de articular una sola frase, se ha lanzado a dar lecciones de integración lingüística desde la tribuna de Euskaltzaindia. Bienvenido el gesto de reconocimiento de la Academia, aunque sea con 90 años de retraso, y bienvenido el amago de acercamiento al idioma que efectivamente debería ser de todos. Pero añadamos que los multilingües estamos hartos de escuchar que el euskera debe ser punto de encuentro y entendimiento, precisamente de boca de los monolingües que por su propia incapacidad impiden que lo sea. Si no es cinismo, es sarcasmo.

Pero tampoco hay que alarmarse: siempre nos quedarán el bacalao al pil-pil y el zortziko, como puntos de encuentro y entendimiento.

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