viernes, 10 de diciembre de 2010

Durango

¿Quien no ha escuchado estos días cantar en su interior a Xabier Lete? Xalbadorren heriotzean, Izarren Hautsa, Nafarroa Arragoa, Habanera y otras tantas canciones siguen y seguirán sonando. Es el triunfo de los grandes artistas: se van, pero permanecen.

Como Mikel Laboa hace dos años, Xabier Lete se ha despedido a principios de diciembre, como si quisiera facilitarnos el duelo al calor de la Feria de Durango, que ha visto como se ha agotado la tercera edición de su poemario Egunsentiaren esku izoztuak. Las heladas manos del amanecer.

También habla de muerte otro de los libros que se ha agotado en Durango. Koldo Izagirre advierte en Autopsiarako frogak que estamos asistiendo a la desaparición programada del euskera. No habría suscitado tanto interés ni su libro se habría agotado en tan solo cinco días, si los lectores hubiesen percibido sólo alarmismo en sus alarmantes reflexiones. Dicen que no paró de firmar ejemplares.

Quien no estuvo firmando fue el autor de otro de los éxitos de la Feria: Moroak gara behelaino artean? Su autor, Joseba Sarrionandia, no estuvo en su Durango natal, pero nos lo imaginamos tarareando, junto a tantos otros, la cancion de Xabier Lete: Euskalerri nerea ezin zaitut maite, baina non biziko naiz zugandik aparte. Ya debe faltar menos para ver al autor de Ni ez naiz hemengoa en el stand de Pamiela, firmando libros y saludando a sus lectores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario