viernes, 25 de febrero de 2011

Happy independence

Esta semana se han cumplido ocho años desde que cerraron Egunkaria. Nunca nos olvidaremos de aquella madrugada en que detuvieron a nuestros compañeros. Luego supimos que los torturaron. Y más tarde entendimos que una simple firma de un solo juez instructor había cerrado para siempre un proyecto construido y apoyado por miles de personas durante muchos años.

Cuando al cabo de siete años el tribunal sentenció que no había razón jurídica para tal atropello, algunos se apresuraron a declarar que la sentencia demuestra que el Estado de Derecho funciona, cuando evidencia justo lo contrario: que el Estado de Derecho funcionó un solo día, y dejó de funcionar el resto. O que el Estado funcionó perfectamente, pero el Derecho falló estrepitosamente.

A todos nos ha tocado alguna vez tener que explicar en el extranjero la realidad política vasca. Me he encontrado con bastante gente que no entiende porque muchos preferimos la independencia a la autonomía. Pero la desgraciada historia del cierre de Egunkaria, como muchas historias con origen en la Audiencia Nacional, ayuda bastante a explicar porque sentimos la imperiosa necesidad de cambiar estas reglas de juego que hacen posible que un juez de Madrid cierre todo un periódico apoyándose en la existencia de tribunales y leyes que no existirían si la mayoría vasca pudiese decidir sobre ello.

Le cuentas a uno de Wisconsin la historia de Egunkaria y, automáticamente, te desea una feliz independencia.

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