Mientras el mundo mira a Libia y la OTAN duda sobre la posibilidad de intervenir militarmente, soldados bajo el mando de la OTAN han matado a nueve niños en la provincia afgana de Kunar.
Diez niños de entre 9 y 14 años habían salido al bosque a por leña el pasado martes. Según el único superviviente, Hemad, de 11 años, dos helicópteros aparecieron de repente sobre sus cabezas y, tras unos instantes en los que parecían observarles, los aparatos se alejaron. Pero volvieron: el primer proyectil impactó en un árbol. Sus ramas cayeron sobre Hemad, y lo cubrieron. Es lo que le salvó. Cuenta Hemad que a través de las ramas pudo ver como desde los helicópteros dispararon uno a uno a sus nueve compañeros hasta matarlos a todos.
El comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán ha pedido disculpas mediante una nota en la que reconoce el error. Es el término utilizado para referirse al crimen cometido: error. Y Barack Obama ha lamentado públicamente la muerte de los nueve niños. Es el término por el que ha optado el presidente: lamentar.
Leo el mismo día que el soldado estadounidense Bradley Manning puede ser castigado a cadena perpetua por haber filtrado documentos secretos a Wikileaks. Mientras, los responsables de los nueve asesinatos de Kunar parecen haber cumplido con su pena: se han disculpado y se han lamentado.
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